A veces, sucede
que un lugar concentra los ingredientes
emocionales básicos para crear un entorno de ensueño y sosiego. A la Fuente del
Avellano se llega tras un corto paseo siguiendo el curso del río Darro, al final del Paseo de los Tristes y del camino
que lleva su mismo nombre; y es que estando tan cerca de la ciudad, uno se
encuentra rodeado de naturaleza por donde mire, pudiendo divisar justo enfrente
al barrio del Sacromonte granaíno, y a lo lejos disfrutar del Albaicín.
Esta fuente
existe por el agua que rebosa de la acequia real de la Alhambra y que a través
del monte llega a ella. El camino está lleno de azulejos con poesías dedicadas
al lugar. Todo granaíno que haya subido a la fuente, habrá comprobado que
fresca y gélida es el agua que mana de ella. A este lugar acudían ilustres
granadinos para sus tertulias, escritores e intelectuales de finales del s. XIX
y principios del XX, como Ángel Ganivet, Falla e incluso un jovencísimo Lorca.
(Inscripción en azulejos sobre la fuente del Avellano)
(El camino del Avellano)
(Otra instantánea de la fuente del Avellano)
El
agua del Avellano
(José Mª. Lagaza)
Que fresquita baja hoy
el agua del Avellano
el agua del Avellano
que en graná vendiendo voy
Al pie del Generalife
en las márgenes del Darro
hay una fuente famosa
la fuente del Avellano
Todas las mañanas subo
caminito de la fuente
y así lanzo mis pregones
cuando paso por el puente
Que baja como la nieve
el agua del Avellano
que baja como la nieve
cristalina y con anises
fresquita no hay quien la pruebe
el agua del Avellano
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